Más impuestos, menos cultura: las prioridades de Giorgia Meloni en Italia
A más de un año de su llegada a Palazzo Chigi y con una sólida mayoría en el Parlamento, el gobierno italiano presenta su presupuesto para el año próximo. Por qué esta es una pésima ley, en especial para los italianos en el exterior.
Esta semana, el gobierno italiano presentó los puntos principales de la ley de presupuesto. Si bien las tres fuerzas que apoyan a Meloni (Fratelli d’Italia, Lega y Forza Italia) conforman una mayoría sólida, que garantizan una estabilidad de gobierno hasta las elecciones europeas de junio de 2024 y más allá, este borrador del presupuesto mostró algunos desacuerdos internos. Pero lo más importante es destacar cuáles son las prioridades del gobierno de Giorgia Meloni. Y cuáles no.
Respecto de las formas, el 16 de octubre, en una conferencia de prensa, la Presidente Meloni y el Ministro Matteo Salvini (líder de la Lega) anunciaron que la ley de presupuesto estaba lista, y que sería votada sin enmiendas. En una interrupción de la praxis habitual, los exponentes del gobierno no respondieron las preguntas de la prensa. El sábado 28, el Canciller Tajani (líder de Forza Italia) dijo que la ley no estaba cerrada. Hoy, lunes 30, Meloni comunicó que los partidos de la mayoría concordaron un presupuesto, al que los parlamentarios de la mayoría del gobierno no podrán proponer enmiendas. Y si lo hicieran, serán expulsados del grupo. Sobre esto, el espíritu de la Constitución prevé que cada parlamentario actúe de manera autónoma, porque en una democracia, el Parlamento es el lugar del debate, de las ideas y de los acuerdos.
Pero lo preocupante del bilancio no son solo las contradicciones en esta mayoría o ciertas veleidades autoritarias, sino también las malas prioridades y el aumento de impuestos.
Italianos en el exterior
Por un lado, este presupuesto restringe significativamente los beneficios fiscales para los italianos residentes en el exterior que vuelvan a establecerse en Italia. Si en toda la Unión Europea hay un patrón demográfico decreciente, un país como Italia –con una población mayor a los 80 años por encima del promedio de la UE; con la edad promedio más alta de toda la UE; que tiene una tasa de crecimiento demográfico por debajo del promedio de la UE– está ante un drama, como muestran datos del EUROSTAT, la agencia europea de estadísticas.
Y si los italianos quieren seguir teniendo un sistema de jubilación dentro de pocas décadas, Italia necesita aumentar su población. Ante este escenario, los italianos en el exterior podrían tener un rol protagonista: jóvenes y familias que decidan establecerse en Italia, que más allá de contribuir a repoblar una zona, puedan traer su expertise, un impulso renovado en diferentes áreas, por ejemplo del sur del país. Pero el gobierno quita los incentivos para quienes piensen en volver.
Por otra parte, según datos del EUROSTAT, Italia es el segundo país con menos universitarios entre las edades 25–54, apenas detrás de Rumania. Los jóvenes universitarios italianos tienden a emigrar a otros países de la UE, donde hay más oportunidades, más empleo y donde los sueldos son más altos. Al igual que con la parte demográfica, el gobierno de Meloni aplica medidas contrarias a la solución: si el borrador pasara sin enmiendas, como dijeron Meloni y Salvini, la vuelta de los “cerebros” italianos en el mundo estaría particularmente desalentada.
Concretamente, según el borrador del nuevo presupuesto, el trabajador deberá haber vivido en el exterior al menos tres años (y no dos), con el compromiso de quedarse en Italia por los sucesivos cinco (y no dos), con la posible pena de devolución del beneficio más intereses. El régimen fiscal para los repatriados pasará de 70%-90% a 50%, durará 5 años en lugar de 10, no contemplará extensiones por diversos motivos, por ejemplo hijos, y será más restrictivo en términos de acceso. Además, incluirá a empresarios, profesionales de materias científicas o técnicas. El texto, que no es demasiado claro, se limita a la descripción “personas altamente calificadas”, sin mayores especificaciones.
En otras palabras, se reduce la cantidad, se reduce el tiempo y se reduce la platea de beneficiarios.
Il Paese della cultura?
En 2016, el entonces gobierno de Matteo Renzi había establecido un ‘bonus Cultura’, también llamado ‘18App’, a través del cuál cada italiano, al cumplir los 18 años, recibía un monto de € 500 para utilizar únicamente en cultura: libros, clases y cursos, instrumentos musicales, viajes, cámaras fotográficas, etc. Un mensaje del estado, nel Paese della cultura, para dar la bienvenida a la mayoría de edad.
No solo la idea fue copiada en Francia, Alemania y España: los sucesivos gobiernos italianos lo mantuvieron. Pero este, no: por primera vez desde 2016, el nuevo presupuesto no contempla una partida para acercar a los jóvenes italianos a la cultura.
Según datos del ISTAT, en la tabla de porcentaje de lectores por país, Italia está por debajo del promedio de la UE.
Más impuestos
Como frutilla de este postre amargo, el gobierno aumenta impuestos a la nafta; duplica el IVA en productos de higiene femenina como absorbentes, tampones y otros bienes. Y por sobre todo, el gobierno vuelve a agredir la natalidad: aumenta el IVA en leche en polvo y otros productos de alimentación de los chicos, a la vez que pasa del 5% al 22% en carritos de bebé y pañales. Curiosas prioridades por parte de un gobierno que había hecho de la natalidad uno de sus caballitos de batalla.
Si Giorgia Meloni, desde los escenarios de un acto del partido de ultraderecha española Vox gritaba “Soy una mujer, soy italiana, soy una madre” para ganar consenso, la primera Presidenta del Consejo de Ministros promueve una ley de presupuesto que, además de quitarle oportunidades a los italianos en el exterior, va contra las mujeres, contra las madres, contra la natalidad.
Lo que hay entre la performance de Meloni en España y esta ley de presupuesto es la diferencia entre el slogan y la política.
